Determinada las condiciones; el rocÃo de tu mirada altera
las normales. Pudiendo ser tú la que los equilibre y los proteja.
Eres una maquina parlanchina que rebota en mi habitación
como el eco. Tan profundo y tan rápido al mismo tiempo.
Cómo puede ser ella tan astuta y retraÃda al mismo tiempo si
el opuesto deberÃa ser yo. Y cómo puede ella ocultar que nada sucede al notar
mi presencia. No, no tiene importancia alguna de mi parte al decir, ahora, que
te quiero. Y el desinterés total al recordar que antes me encantabas.
Te puedo jurar que, habrÃa hecho lo posible por acomodarme a
ti y tus sentimientos ambivalentes. Pero te empeñas en hacer ruidos y
expresiones de desprecio que verdaderamente no tengo intenciones de hacer en
ti.
Pero a tal remordimiento, eras lo mejor que mi cuerpo ha
podido sentir en años, o tal vez, a pesar de todo esto… aun… se sigue sintiendo nervioso.
Tuya s.