Brillar.
Sus ojos
brillaban más que cualquier otra cosa, creo que el sol era un simple destello
al lado de los suyos. Mi mirada se torno un poco frustrante al ver lo
maravillado que él estaba sin ser yo la razón. No me atreví a mira de nuevo.
Todo era confuso al instante en que se me acerco luciendo su extravagante
sonrisa, nada encajaba. -debería él estar con esa razón por la que se sentía
ilusionado- pensé rápidamente. Pero al estar a mi lado, susurro a mi oído –tu eres
la razón de mi enorme sonrisa, mas bien, de la sonrisa de todos mis días-.
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