Imposible
Pero él no dijo nada.
Ni siquiera vio mi rostro y solo tomo mi
mano y miro afuera. Nunca pensé que en algún
momento tendría contacto con él y mucho menos sujetar su mano. Además, sus manos
estaban frías. No lo podía creer. Él era eso que yo llamaba imposible en mi
vida; sin embargo ahí estaba, junto a mí.
Sus manos se
volvieron más frías. Entonces me sentí amada sin que expresara ni una palabra.
0 comentarios